Wilder Ayala se convirtió en el primer arquero en atajar un penal en la presente edición del Babyfútbol, lo hizo con Estudiantil. Su sueño es ser profesional y jugar en el Real Madrid

Wilder Ayala en el Babyfútbol
Wilder Ayala en el Babyfútbol

Bajo los tres palos se siente libre y olvida las necesidades con las que creció. Volar para recoger un balón que parecía imposible de sacar fue lo más cercano a la realización de un sueño. Así lo sintió Wilder Ayala, arquero del Club Estudiantil, quien atajó un difícil penal sobre el final del partido para impedir la derrota de su equipo ante Atlético Ibagué en el cierre de la fase de grupos del Babyfútbol 2025.

Aún con la electricidad de la emoción fluyendo por la sangre, Wilder apenas pudo describir la jugada. «Tenía como un calambre ahí, él miró donde iba a patear y yo me dije: ah me la miró, sí cómo no, vamos a tirarnos, me decía por dentro, me tiré y la atajé». Los asistentes al templo del fútbol aficionado en Colombia, La Marte Uno, se levantaron para aplaudir a la figura. «Gracias a Dios la pude atajar», dijo para  dedicárselo a su familia. «De Churidó para el mundo», sentenció. 

Churidó, el caserío donde nació Wilder Ayala

Churidó es un pequeño poblado del Urabá antioqueño anclado entre el municipio de Apartadó y el corregimiento de Puerto Girón. Tiene poco más de tres mil habitantes. «Es muy bonito, es un pueblito muy pequeño, la gente es muy buena y hay mucho talento» , recordó con una sonrisa. Entre casas, árboles y platanales tenía que haber una cancha, de allí salió Wilder quien suma su segundo Babyfútbol.

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El fútbol lo vive con alegría, así se lo pedía su tío James Largacha cuando lo llevaba a jugar. «El Babyfútbol es muy duro, tener la oportunidad de jugarlo dos veces es muy emocionante», dice. Ahora, su reto es seguir avanzando en el torneo y en cumplir sus objetivos. «Yo quiero ser profesional, admiro a Kevin Mier y mi meta es jugar en el Real Madrid», sentenció. Esa es la forma de volar por sus sueños, lanzándose como si todos los días intentara coger ese balón que parece imposible de sacar, pero que al final siempre queda en sus manos. 

 

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