Un fenómeno se está registrando durante las jornadas de protesta en Medellín. La inmensa mayoría de quienes salen a las calles lo hacen pacíficamente y convierten sus concentraciones en una fiesta. Sin embargo, un reducido número de personas, al terminar las marchas, se dedican a vandalizar la ciudad, lo que daría a entender que hay una organización detrás de la situación.