Con más de 100 soldados bajo su mando, la teniente Mónica Arias protege la Troncal de Occidente, un área clave afectada por la violencia reciente.
A su corta edad ya lidera un escuadrón con el fin de proteger la región donde se encuentra. Foto: Archivo
Con tan solo 28 años, la teniente Mónica Arias se ha convertido en una figura clave en la seguridad de Bajo Cauca Antioqueño, una región conflictiva. Al mando de un escuadrón de más de 100 soldados, esta joven oficial dirige operaciones de protección en la Troncal de Occidente, una vía estratégica que conecta el suroccidente con el norte de Colombia y ha sido escenario de incidentes violentos, como los ataques perpetrados en agosto por grupos armados.
El escuadrón de caballería bajo el liderazgo de Arias es una respuesta directa a las actividades del grupo guerrillero ELN, responsable de actos violentos que han causado terror en la comunidad y afectado gravemente la economía local. Los ataques a vehículos, bloqueos en las carreteras y la quema de camiones han sembrado el miedo entre los habitantes y paralizado el comercio de la región, un hecho que preocupó a las autoridades y motivó la creación de una unidad especial del Ejército Nacional para restaurar la tranquilidad en el área.
Un reto asumido con determinación
Mónica Arias ingresó a la carrera militar con determinación y ha asumido responsabilidades de gran envergadura. Formada en la Escuela Militar de Cadetes José María Córdova, Arias ha logrado destacarse en un campo mayoritariamente liderado por hombres, posicionándose como una de las oficiales más prometedoras del Ejército Nacional de Colombia. En su actual rol, es responsable de planear y ejecutar operativos de seguridad en un corredor vial vital para la economía y seguridad nacional. La teniente Arias y su equipo trabajan en la disuasión de ataques y en la protección de civiles y bienes que transitan por la zona.
Las estrategias de seguridad implementadas
El equipo liderado por la teniente realiza puestos de control en puntos estratégicos de la Troncal de Occidente, revisando vehículos para prevenir el tráfico de armas y drogas, y detectando posibles amenazas antes de que causen mayores daños. La presencia del escuadrón es una medida de disuasión que, hasta ahora, ha permitido reducir los incidentes y, según reportes locales, ha restaurado un nivel de confianza entre los habitantes y transportistas de la región.