Durante la época de Navidad, en Antioquia y otros departamentos son comunes las rumbas en la calle. Sin embargo, suele ser una tradición que se ve empañada casos de violencia e intolerancia. Las autoridades insisten en que cualquier actividad en espacios públicos, debe contar con los respectivos permisos. ¿Qué dice la comunidad?
Las populares rumbas en la calle se vuelven más cotidianas en diciembre. En época de fin de año, es común que se cierren vías para realizar fiestas comunitarias. Sin embargo, factores como la intolerancia y un control por parte de las autoridades sobre contaminación auditiva, han hecho que estos escenarios generen opiniones divididas.
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«Lo primero es reconocer que hay una tradición decembrina en Medellín, de utilizar la calle para los sancochos, para estos encuentros. Es un asunto que desde el Concejo queremos acompañar y permitir que siga ocurriendo. Pero que funcione bien y tengamos herramientas suficientes y no tengamos problemas de convivencia, sino escenarios de convivencia», dijo el concejal Andrés Tobón. «Que acudan a la Administración distrital, a la ventanilla única de eventos es el espacio que la Alcaldía ha dispuesto el permiso para cualquier tipo de escenario y de cerramiento vial para que pueda ser tramitado», añadió.
La gente apoya las rumbas en la calle
Las autoridades han alertado sobre los escenarios de conflicto que se generan en las rumbas en la calle. Este año se han registrado 1.750 heridos en riñas durante celebraciones de estas características, en su mayoría atribuidas a la ingesta excesiva de licor.
Manuela Sepúlveda, habitante de Bello, destaca «hacen parte de la cultura del barrio. Ahí es donde uno conoce más amigos, la familia de los amigos. Es la cultura que tenemos desde niños; ahí es donde uno se encuentra con los primos que ni conoce. Yo no le veo problema a esas fiestas, pero depende de la persona y de la zona donde se haga».
En el mismo sentido está el concepto de Wálter Torres, quien reside en Medelllín: «Hace parte de la tradición. Creo que es importante respetar esas tradiciones, sin pasar por encima de la seguridad y la tranquilidad de los demás. Es muy nuestro, es idiosincrasia. Sin embargo, con relación al cuidado del medio ambiente y los animales, es mejor ser más precavido y prudentes en las celebraciones».
Las autoridades advierten que es importante regular los niveles de ruido, teniendo en cuenta, incluso, que no hacerlo puede acarrear una multa establecida en el Código Nacional de Policía y Convivencia. Además, la fuerza pública está facultada para «desactivar temporalmente la fuente del ruido«.