Hay un antioqueño que no conoce los límites y que siempre quiere retarse más allá. Sebastián Gil se propuso a subir trotando el Alto de Letras, una aventura que resultó más difícil pero muy emocionante.
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Hay un antioqueño que no conoce los límites y que siempre quiere retarse más allá. Sebastián Gil se propuso a subir trotando el Alto de Letras, una aventura que resultó más difícil pero muy emocionante.