Un acto de generosidad que le da la vuelta al mundo. Foto: Archivo Colprensa.

Una profesora de tan solo 20 años, ha realizado un gesto heroico al donar parte de su hígado para salvar la vida de Ezra Toczek, un niño de 5 años con una grave enfermedad hepática. Este acto altruista ha conmovido profundamente a la comunidad y ya le da la vuelta al mundo. 

La historia de Carissa Fisher, la mujer que donó parte de su órgano vital a Ezra Toczek comenzó hace dos años, cuando Carissa era la maestra del pequeño en el preescolar Precious People en Alden, Nueva York. Ezra, un niño huérfano con una salud frágil desde su nacimiento, fue diagnosticado con una enfermedad hepática en etapa terminal que le impedía llevar una vida normal. Necesitaba con urgencia un trasplante de hígado para sobrevivir.

Después de dos años sin contacto, Carissa se enteró de la situación crítica de Ezra a través de una publicación en Facebook, donde la familia adoptiva del niño solicitaba ayuda para encontrar un donante compatible. Sin dudarlo, Carissa decidió someterse a las pruebas necesarias y se ofreció voluntariamente para donar parte de su hígado.

Cabe resaltar que, la decisión de Carissa no fue fácil; su familia se mostró preocupada por los riesgos de la cirugía, además, Ezra Toczek necesitaba un donante compatible de tipo sanguíneo O + y como si fuera poco, la cirugía requería que la familia de Ezra se trasladara temporalmente a Nueva York, aumentando su carga financiera.

Tras semanas de exámenes y evaluaciones médicas, los resultados confirmaron que Carissa era una donante compatible. La cirugía que estaba programada para el 7 de agosto, consistió en trasplantar el 30% del hígado de Carissa a Ezra, logrando darle una nueva oportunidad de vida al pequeño. 

La doctora Jennifer Vittorio, directora médica del Programa de Trasplantes y Enfermedades Hepáticas Pediátricas del Hospital Infantil Hassenfeld de NYU Langone, destacó que, aunque la cirugía conlleva riesgos, las perspectivas son optimistas debido a la juventud y buena salud de Carissa, así como a la capacidad regenerativa del hígado.

Este acto de generosidad no solo ha salvado la vida al niño, sino que también ha inspirado a toda una comunidad, recordando la capacidad humana de actuar con valentía y altruismo en los momentos más difíciles.