Los últimos datos económicos revelan una caída en la inversión extranjera y en el recaudo tributario, desafiando las afirmaciones del Gobierno Nacional.
La economía colombiana enfrenta desafíos significativos que contradicen las optimistas proyecciones del Gobierno Nacional. Recientes datos indican una marcada disminución en la inversión extranjera directa y en el recaudo tributario, lo que pone en entredicho la narrativa de una recuperación económica robusta.
La inversión extranjera directa (IED) ha sido un pilar crucial para el crecimiento económico de Colombia, pero los últimos informes del Banco de la República revelan una preocupante tendencia a la baja. En agosto de 2024, la IED alcanzó solo 659 millones de dólares, lo que representa una disminución del 22% en comparación con el mismo mes del año anterior. Este es el quinto mes consecutivo en el que se registran caídas en este indicador, sugiriendo una falta de confianza de los inversores internacionales en el país.
Además, en el acumulado de enero a agosto de 2024, la IED cayó un 12,4%, con un total de 7,880 millones de dólares, frente a los 9,376 millones reportados en el mismo periodo de 2023. Esta tendencia plantea interrogantes sobre la estabilidad del entorno económico colombiano y su capacidad para atraer inversión extranjera en un contexto global cada vez más competitivo.
Otro indicador que refleja la debilidad de la economía colombiana es el recaudo tributario. Según la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), los ingresos fiscales en agosto de 2024 fueron de 16,08 billones de pesos, lo que representa una caída del 30,8% en comparación con los 23,2 billones registrados en agosto de 2023. Esta disminución es alarmante, ya que el recaudo tributario es esencial para financiar los servicios públicos y las inversiones del gobierno.
En el acumulado de enero a agosto de 2024, el recaudo tributario alcanzó 178,6 billones de pesos, un 9,3% menos que en el mismo periodo del año anterior, donde se reportaron ingresos por 197 billones de pesos. Esta tendencia de retroceso en los ingresos fiscales puede llevar a recortes en el gasto público y afectar aún más el desarrollo económico del país.