La mesa de diálogo que adelanta el gobierno Petro con las bandas del Valle de Aburrá, cumplió su primer año, pero según analistas, los logros son muy pocos.
La paz urbana aún no ha llegado a los resultados esperados, a pesar de que Medellín experimenta la tasa más alta de disminución de los homicidios en un 94 % y de los hurtos en un 22 %.
De acuerdo con los analistas, la paz urbana se encuentra atrasada, debido a la falta de una norma que permita la negociación, la ausencia de una ley de sometimiento a la justicia y el desinterés del Gobierno Nacional, ya que Otty Patiño, el comisionado de Paz, se ha retirado de las mesas de diálogo.
Con la paz urbana se espera que los grupos armados cambien su accionar, transiten de economías ilícitas a lícitas, reduzcan la violencia, los delitos de alto impacto y para que el Estado implemente políticas públicas, que genere nuevas oportunidades.