Al llegar la Navidad muchas personas buscan fincas de descanso para pasar en familia; sin embargo, al acecho hay delincuentes que logran estafar a quienes gestionar el alquiler de estos espacios.

Amparo Rúa es una habitante de Medellín que cayó en manos de los timadores. Cuenta que «era una chica la que me alquilaba una finca en Santa Fe de Antioquia. Abonamos casi un millón de pesos. Pero cuando le decíamos que a dónde era la finca para irla a ver, nos mandó a otra parte. Y resulta que, cuando fuimos, el señor dijo: ‘No, esta finca no se alquila porque acá vivo yo’. No volvimos a saber nada de la muchacha; la publiqué por redes sociales y tampoco apareció».

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Y es que los estafadores logran engañar porque, en la mayoría de casos, publican avisos publicitarios en internet con fotos, videos, precios tentadores y hasta reseñas para generar confianza. El principal pecado de parte de los interesados es que no corroboran la veracidad de la información.

Sea precavido para que lo engañen con una finca de descanso

Por eso, las autoridades hacen un llamado a los ciudadanos para que realicen el pago total o de anticipos. La principal sugerencia es abonar dinero solo después de verificar personalmente la existencia y disponibilidad del inmueble. Hay que dudar, por ejemplo, de propiedades con De lo contrario, puede que ese plan se convierta en una pesadilla.

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Juan David Toro es otro habitante de Medellín que suele alquilar fincas de descanso junto con su familia o amigos. Asegura que, gracias a las medidas de prevención que gestiona, no ha resultado estafado: «Evito hacerlo por Facebook o redes sociales. Trato de hacer la gestión a través de personas conocidas. Es bien sabido que hay mucho tumbador. Unos primos alquilaron una finca en Santa Fe de Antioquia, dieron el dinero que porque ese man era muy serio, pero cuando llegaron descubrieron que era un engaño y tuvieron que ir a alquilar otra. Primero hay que ir a hablar con el mayordomo o con el dueño, para saber si es verdad».

Agencias de turismo recomiendan que se verifique que el operador turístico esté registrado en el Registro Nacional de Turismo. Además, es importante exigir documentos que acrediten la legalidad del inmueble y la identificación del oferente.