Secretaría de Inclusión Social asegura que habría organización en mendicidad indígena en Medellín. Trabajan por turnos y usan niños.
Las manos se estiran al paso de los transeúntes. Mujeres indígenas, con dos más o más niños a alrededor, protagonizan la escena en el sector El Poblado de Medellín. Esperan una moneda.
Muchos se dejan llevar por la tristeza y la frustración que les produce ver el estado de los niños. Descalzos y sucios juegan de un lado a otro, mientras sus madres o cuidadoras recogen acumulan el dinero. Pero no es para comida o para que sus niños tengan un sitio dónde vivir.
Al menos así lo denuncia la secretaria de Inclusión Social de Medellín, Sandra Sánchez Álvarez.
“Se tiene un proceso que venimos trabajando de la mano de la Secretaría de Seguridad porque se estima que estas personas llegan acá de manera organizada por turnos y que en cada turno pueden recoger, en la mendicidad, e instrumentalizando a las niñas niños y adolescentes entre 200 y 400 mil pesos”, aseguró la funcionaria.
Instrumentalización de niños
Sánchez aseguró que en la zona turística de El Poblado se encuentran, por lo menos, 29 puntos donde se concentran mujeres indígenas de la población embera katío y que, como lo dijo anteriormente, tendrían turnos: unas ‘trabajan’ en la mañana y tarde y otras, en la noche.
Lo más grave es la instrumentalización de menores de edad en lo que ya vienen trabajando para hacerle frente, pues éstos expuestos a la drogadicción y la explotación sexual infantil.
“Tenemos identificados de la población embera katío, que es la que se ubica para el contexto de la mendicidad alrededor del corredor de la 10 (El Poblado), instrumentalizando a niñas, niños y adolescentes, incluso, menores de cinco años en unas condiciones que ya hemos reportado y trabajado con la Procuraduría y con el Instituto Colombiano Bienestar Familiar (ICBF) porque son inaceptables”, indicó.
Para los habitantes de Medellín esta situación es muy preocupante y piensan que las autoridades deben actuar con más contundencia, ya que consideran que esos niños deberían estar en mejores condiciones y no en la calle pidiendo dinero.
“La verdad eso es muy lastimoso, porque los niños tienen que estar estudiando para salir adelante. Esta sociedad está acabada. Mejor dicho, estamos llevados”, opinó Manuel Cueto, habitante de Medellín.