Medellín da un paso hacia la sostenibilidad al reciclar puentes peatonales, los cuales, no serán usados por las personas de la ciudad, sino por la fauna silvestre.
Medellín, una de las ciudades más innovadoras de América Latina, ha decidido darle una nueva vida a sus puentes peatonales en desuso. En un esfuerzo por promover la sostenibilidad y la conectividad ecológica, tres de estas estructuras se transformarán en pasos para la fauna silvestre, un proyecto que no solo busca mejorar el entorno urbano, sino también contribuir a la conservación de la biodiversidad.
Los puentes seleccionados para esta iniciativa se encuentran en lugares estratégicos: las inmediaciones de Coltabaco, en Campo Amor y Cristo Rey, ambos situados en la avenida Guayabal, así como el puente ubicado en las afueras del Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid, en la avenida Las Vegas. La intervención inicial comprende la creación de 280 metros cuadrados de jardines elevados, un espacio que funcionará como refugio para diversas especies y que mitigará los efectos del cambio climático al disminuir la sensación de calor en el área.
La Secretaría de Infraestructura Física, liderada por Jaime Andrés Naranjo Medina, ha destacado la importancia de esta iniciativa. «Trabajamos en el paisajismo y el inicio de las siembras a través del Jardín Botánico, esto gracias al análisis interdisciplinario entre la Secretaría de Movilidad y la Unidad Socioambiental y de Paisajismo de la Secretaría de Infraestructura Física, acción que se suma a los estudios realizados para el reciclaje de otros puentes del Distrito”, afirmó Naranjo.
La intervención incluye la demolición de accesos y el mejoramiento de andenes, lo que enriquecerá el sistema ambiental y paisajístico de la ciudad. La acción se inserta dentro de un enfoque más amplio de desarrollo urbano que considera la naturaleza como un aliado en la planificación de espacios públicos.
Entre los puentes que podrían ser objeto de futuras intervenciones se encuentran los localizados en la Villa de Aburrá, Éxito de Laureles, Cerro Nutibara, fábrica Noel y el anfiteatro. Este enfoque busca no solo aprovechar las estructuras existentes, sino también reducir los impactos ambientales que generan las construcciones tradicionales y de igual forma, contribuir al cuidado de la fauna silvestre de la cuidad.