En el Centro de Medellín hay un oficio que se niega a desaparecer, así como a renunciar a las máquinas de escribir. En pleno Parque Berrío, hay hombres que prestan un servicio a quienes necesitan dejar cosas por escrito.
En el Centro de Medellín hay un oficio que se niega a desaparecer, así como a renunciar a las máquinas de escribir. En pleno Parque Berrío, hay hombres que prestan un servicio a quienes necesitan dejar cosas por escrito.