En el pasado, cruzar Antioquia podía tardar meses y ser una odisea larga. Los primeros caminos paisas dieron origen a fondas, pueblos y leyendas.
Cortesía de Entre Montañas Producciones y Memoria Visual de Medellín.
A mediados de 1780, centenares de campesinos impulsaron la Colonización Antioqueña en busca de tierras fértiles donde pudieran establecer fincas, cultivar y fundar nuevas aldeas. Este proceso de expansión requirió la construcción de caminos que permitieran el tránsito de personas y mercancías a través de un territorio difícil y accidentado.
Los primeros caminos y su evolución:
En la época precolombina, los senderos eran exclusivamente para el tránsito a pie, pues no existían mulas ni bueyes. Con la llegada de los animales de carga durante la colonia, coexistieron dos tipos de rutas: los caminos de a pie y los caminos de herradura, diseñados para el paso de mulas y caballos. “A través de esos caminos, las personas eran transportadas en silletas o cargueros, lo que luego se convirtió en una estructura más establecida durante la colonia”, explicó Justo Arosemena, investigador de la Fundación Neotropical.
A través de esos caminos, las personas eran transportadas en silletas o cargueros, lo que luego se convirtió en una estructura más establecida durante la colonia.
En cuanto caminaban, los colonos despejaban los caminos, con sus machetes por donde pudieran pasar hasta sus caballos con sus jinetes, en muchas ocasiones también tenían que cruzar ríos, hondonadas y cañones.
Tomado de Memoria Visual de Medellín.
Personajes de los caminos: ¿Cosiaca los recorrió?
A medida que se construían rutas y senderos, también surgían historias y leyendas en torno a los caminantes. Uno de los mitos más representativos de la Colonización Antioqueña es el de Cosiaca, un comerciante errante que recorría la región sin establecerse en un lugar fijo y enfrentaba diversas dificultades en sus viajes.
“Se le describe como un comerciante o caminante que recorrió la región sin asentarse en un solo lugar, enfrentando diversas tribulaciones en sus viajes”, afirmó Arosemena.
No se sabe a ciencia cierta, a través de qué medio se movilizaba el personaje, pero eso tuvo que haber dependido de su rol en la sociedad, Cosiaca pudo transitar a pie o a lomo de persona (cargado por silleteros o cargueros).
Dificultades y peligros en el camino:
Según el Libro de Caminos y Autopistas, los aborígenes de la región construyeron múltiples caminos y puentes para facilitar el comercio, la comunicación entre sus territorios, y el acceso a sus zonas agrícolas, mineras y rituales.
El Banco de la República recoge el testimonio de Manuel Pombo, quien describió el desafío de viajar por estas rutas: “Salir con vida de los caminos era casi un milagro. Había pantanos, abismos y un clima impredecible que complicaba aún más la travesía”.
El diario El Colombiano también menciona relatos de viajeros y comerciantes que se aventuraban en estas rutas: “El recorrido entre la ciudad de Antioquia y Popayán podía tardar hasta dos meses en verano, pero en temporada de lluvias el viaje se hacía casi imposible”.
A medida que las personas transcurrían por las vías, la aparición de fondas o tiendas que les servían a los arrieros para comprar o vender sus mercancías, fue creciendo. Asimismo, surgieron pequeños caseríos y pueblos a lo largo de los caminos.
Cortesía de Entre Montañas Producciones.
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Entre las primeras rutas de colonización en el Oriente Antioqueño, entonces parte de la provincia de Mariquita, se destacan:
- Camino antiguo de Nare
- Camino de Calón, que conectaba Sonsón con La Dorada
Con el transcurso de los años, hubo lugares que empezaron a tener mayor desarrollo que otros; debido a las rutas o a la extracción de recursos naturales; entre ellos se encuentran,
Santa Fe de Antioquia, zonas a lo largo del Cañón del Cauca y zonas altas de la región.
Por otro lado, este proceso de colonización forjó una cultura entre los colonos; se caracterizaban por ser familias trabajadoras, religiosas, austeras y grandes.
Tras la Independencia de 1813, se asignó a Francisco José de Caldas la tarea de mejorar la infraestructura vial, especialmente el camino que conectaba la Ciudad de Antioquia con el río Atrato. Este científico y prócer de la independencia también trabajó en la optimización del camino de Nare, que unía Rionegro con el Magdalena.
En ese período, las familias Martínez de Antioquia y Montoya de Rionegro disputaban el control de las rutas comerciales hacia el Caribe, debatiéndose entre la vía del Atrato o la del Magdalena. Este conflicto de intereses influyó en la configuración actual de las carreteras del país.
El legado de la colonización en la cultura paisa
El proceso de colonización no solo dejó caminos y pueblos, sino que también forjó una identidad cultural. Los colonos antioqueños eran reconocidos por su espíritu trabajador, su religiosidad y su sentido de comunidad. Esta expansión territorial llevó su influencia a las actuales regiones de Caldas, Risaralda y Quindío, razón por la cual a los habitantes de estos departamentos también se les denomina “paisas”.
Hoy en día, muchos de estos antiguos caminos siguen en uso y poseen un gran valor patrimonial y turístico. Con la debida administración, podrían aprovecharse para recorridos ecológicos a pie o a lomo de mula, promoviendo el turismo rural y la conservación de áreas naturales como Río Claro, Nare, el Nudo de Paramillo, la Serranía de San Lucas, el Occidente antioqueño hacia Chocó y la región de Urabá.
Cortesía de Entre Montañas Producciones.
El legado de la colonización antioqueña sigue vivo en sus caminos, que no solo narran la historia de quienes los transitaron, sino que también ofrecen una oportunidad para el desarrollo sostenible y la preservación cultural.
¿Quieres saber de las andanzas de Cosiaca? Aquí te dejamos una expectativa:
