Un panorama preocupante se avecina para la lucha contra el narcotráfico en Colombia, ya que los helicópteros Black Hawk de la Policía Antinarcóticos, cesaron sus operaciones en el país por orden de Estados Unidos, ante la crisis diplomática generada en días pasados con Colombia. La medida tiene consecuencias en el Departamento de Antioquia.

La decisión tomada por Estados Unidos podría tener un impacto significativo en las estrategias de lucha contra el narcotráfico y en la seguridad de varias regiones de Colombia. Esta determinación se produce en medio de un contexto de creciente tensión diplomática entre ambos países, originado por la negativa inicial del presidente Gustavo Petro, de no permitir vuelos de repatriación de migrantes indocumentados desde Norteamérica hacia Colombia.

Como consecuencia de esta medida, un total de 22 helicópteros que actualmente cumplen funciones en distintas bases donde opera la Policía Antinarcóticos, dejarán de estar en servicio.

Estas aeronaves son fundamentales en operaciones de interdicción, erradicación de cultivos ilícitos y apoyo a las fuerzas de seguridad en territorios afectados por la presencia de grupos armados y organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico.

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El retiro de estos recursos aéreos plantea serios desafíos para la estrategia antidrogas del país, ya que podría reducir la capacidad operativa de las autoridades en la lucha contra las estructuras del narcotráfico y afectar la seguridad en zonas donde la presencia del Estado es ya limitada.

Además, este nuevo episodio de tensión diplomática, podría generar repercusiones en otros ámbitos de la cooperación bilateral, especialmente en temas de seguridad y asistencia militar.