En el Valle de Aburrá hubo que activar por primera vez un contenedor de refrigeración de cadáveres. La decisión obedece al alto número de muertes diarias por la pandemia del Covid-19 y que ha hecho que las esperas para cremar cuerpos se extiendan hasta por 72 horas. Ciudades como Valparaíso, Santiago de Chile o Berlín, se habían visto obligadas a hacer lo mismo, en sus momentos más críticos de pandemia.