James Harrison fue un hombre que le salvó la vida a millones de bebés de todo el mundo con su plasma. Acá te contamos de qué se trata.

James Harrison fue un hombre que le salvó la vida a millones de bebés de todo el mundo con su plasma. Acá te contamos de qué se trata.Tomado de El Mundo.

El australiano James Harrison murió el pasado 17 de febrero a sus 88 años, en un asilo de ancianos de Australia. Fue un hombre que con su sangre salvó a más de dos millones de bebés recién nacidos, debido a que su plasma contenía un raro anticuerpo, denominado Anti-D. Este inusual componente es la fuente principal de un medicamento que se les suministra a las madres embarazadas que tienen un RH diferente al de su bebé.

En la Australia de 1967 estaban muriendo muchos bebés sin motivo, y las madres sufrían abortos espontáneos. Después, descubrieron este importante componente en la sangre de uno de los donantes, lo cual fue bastante revolucionario para el momento.

¿De qué se trata esta enfermedad?

La enfermedad se produce cuando la madre tiene RH negativo y el bebé en su útero tiene sangre RH positiva, heredada de su padre. El sistema inmunológico de la madre puede atacar los glóbulos rojos del feto, pensando que es una amenaza, lo cual puede ocasionar grave daño al bebé. En los casos más extremos los bebés pueden sufrir daño cerebral o morir. 

La anterior es una extraña condición (276 de 100.000) y los médicos no pueden determinar cuáles van a ser las complicaciones, por eso en Australia el medicamento es aplicado a todas las mujeres embarazadas que tienen un RH negativo para prevenir complicaciones. 

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El legado de James Harrison

En Australia trabajan para replicar este “antídoto”, sintéticamente en un laboratorio, mientras tanto, es importante que las personas donen y sigan el ejemplo de James Harrison que donó sangre por más de 60 años.

La generosidad humanitaria de Harrison surgió a los 14 años luego de haber recibido varias transfusiones de sangre debido a una cirugía de pulmón. Según el New York Times, estiró el brazo para donar, 1173 veces, convirtiéndose en uno de los donantes más importantes de la historia. Donó sangre desde sus 18 años hasta los 81 años. 

Algunas veces, el australiano conocía a las madres que utilizaban su plasma e, incluso, llegó a ayudar a su propia hija y a la esposa de su nieto. No solo su sangre fue importante para ayudar, si no también su gran compromiso con donar sangre, nada era un impedimento para donar, ni siquiera sus vacaciones o su terror a las agujas. 

Siempre se destacó por animar y felicitar a las personas que estaban donando sangre. Su último deseo es que las personas donaran sangre, incluso, más que él. “Eso significaría que el mundo va por el camino correcto”, afirmó James Harrison.

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