En algunos pueblos no se barre ni se canta en Viernes Santo. Según una leyenda, eso tiene una explicación, aquí se la contamos.
Algunas leyendas alrededor de Semana Santa.
La Semana Santa, además de ser un tiempo de recogimiento espiritual para los católicos, está envuelta en múltiples rituales, costumbres y creencias populares que han pasado de generación en generación. Muchas de estas historias se han mantenido vivas gracias a la tradición oral, especialmente en regiones donde la fe se vive con intensidad, como en Antioquia. Una de las leyendas más populares en Latinoamérica es la de la mujer que se convirtió en piedra por lavar ropa en Viernes Santo, una historia que ha perdurado en la memoria colectiva y que aún hoy es contada como advertencia o reflexión durante la Semana Mayor.
Una advertencia en forma de mito
Según la creencia, en Viernes Santo —día sagrado para el cristianismo, por conmemorar la muerte de Jesucristo— no se deben realizar tareas domésticas como barrer, lavar ropa, hacer aseo, ni mucho menos abrir huecos en la pared para clavar objetos. Estas acciones, dice la tradición, pueden interpretarse como un irrespeto al duelo y dolor que representa este día. De hecho, se afirma que barrer trae mala suerte o “le barre la cara a Cristo”, y clavar cosas puede simbolizar “volver a crucificarlo”.
La historia de la mujer y su castigo un Viernes Santo
En ese contexto surge la leyenda. La versión más difundida cuenta que una mujer, a pesar de saber que debía guardar respeto y recogimiento en Semana Santa, decidió continuar con sus labores cotidianas. Fue hasta el río a lavar ropa, desobedeciendo las normas religiosas de la comunidad. Algunos relatos dicen que lo hizo por necesidad; otros, por indiferencia.
El desenlace varía: en unas versiones, un rayo la alcanza y su cuerpo queda petrificado al instante. En otras, simplemente se vuelve piedra mientras lava. En ambos casos, se convierte en un símbolo del castigo divino por desafiar las normas de una época sagrada.
Los significados detrás del mito que se cuenta del viernes santo
Este relato tiene múltiples lecturas, más allá de lo literal:
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Castigo divino: La petrificación representa el castigo por la desobediencia a las leyes y tradiciones cristianas.
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Memoria colectiva: La piedra se convierte en una forma de inmortalizar la transgresión. La mujer petrificada permanece como un símbolo visible del irrespeto a lo sagrado.
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La naturaleza como juez: El río, asociado a la purificación, la vida y la renovación, se convierte en escenario del castigo. Al usarlo para una tarea durante un tiempo espiritual, la mujer altera su significado y recibe la condena.
Una leyenda con múltiples versiones
Aunque esta historia tiene raíces comunes, su desarrollo cambia según la región. Hay relatos similares en distintos departamentos de Colombia como Antioquia, Valle del Cauca, Nariño y Boyacá. En todos ellos, la moraleja apunta a lo mismo: el respeto a las tradiciones religiosas y el valor de seguirlas, especialmente en fechas tan simbólicas como la Semana Santa.
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Es un relato que se mantiene vivo en muchas comunidades y sigue siendo parte de las historias de Semana Santa, además, a pesar de que la historia enmarca la historia en el viernes santo, en realidad puede interpretarse en términos más generales.