Este es un destino ideal para los amantes de la naturaleza y el ecoturismo, donde la biodiversidad y la tranquilidad se unen para crear una experiencia increíble.
¡Un paraíso natural beneficia a cerca de un millón de personas con sus aguas! En uno de sus ecosistemas, se encuentra la laguna sabanas con un gran espejo de agua. Foto: Páramos Colombia
El Páramo de Belmira, también conocido como el Páramo de Santa Inés, ubicado en el norte de Antioquia, es un destino encantador para los viajeros que buscan conectarse con la naturaleza. Este ecosistema es parte fundamental del sistema de páramos y bosques altoandinos ubicado en el noroccidente medio de Antioquia, situado principalmente en el municipio de Belmira, es conocido por sus paisajes únicos y su biodiversidad. Belmira, con su diversidad turística y su gente hospitalaria, es el punto de partida para explorar este paraíso natural.
¿Cómo llegar a Belmira?
Llegar al Páramo de Belmira es sencillo y está lleno de vistas impresionantes. Desde Medellín, se puede tomar la carretera hacia San Pedro de los Milagros y luego seguir hasta Belmira. El viaje, de aproximadamente dos horas, ofrece una excelente oportunidad para disfrutar del paisaje montañoso de Antioquia.
Una vez en este lugar, el páramo invita a realizar diversas actividades. El senderismo es una de las más populares, con rutas que permiten a los visitantes admirar la flora y fauna propias, como los emblemáticos frailejones. Además, es un lugar perfecto para los observadores de aves y la fotografía de paisajes. La rica biodiversidad y los ecosistemas únicos hacen de este lugar un destino ideal para la aventura y el descubrimiento.
El Páramo de Belmira no solo es un hermoso lugar para visitar, también tiene características que lo hacen especial, como el ser uno de los pocos páramos secos que se tienen. Además, es crucial para la conservación del agua en la región. Este ecosistema actúa como una esponja natural, capturando y liberando agua de forma gradual, lo que es vital para las comunidades cercanas. Además, contribuye a la regulación climática y la captura de carbono, subrayando su importancia ecológica.
