Un 30-40% de gomitas y dulces confiscados contiene sustancias ilegales, generando preocupación en las autoridades y comienzan a enfocar sus ojos en los entornos educativos de la ciudad.
Un 30-40% de gomitas y dulces confiscados contiene sustancias ilegales, generando preocupación en las autoridades y comienzan a enfocar sus ojos en los entornos educativos de la ciudad. En un preocupante hallazgo, las autoridades del Valle de Aburrá han detectado que entre el 30% y el 40% de los dulces y gomitas confiscados contienen compuestos químicos peligrosos. Esta situación ha encendido las alarmas en el ámbito educativo, ya que estos productos se han convertido en herramientas utilizadas por grupos delictivos para atraer a nuevos consumidores de drogas.
Recientemente, se interceptaron 11 kilogramos de golosinas masticables a base de marihuana que provenían de Barranquilla. Este envío es solo una muestra de una tendencia creciente en la que los narcotraficantes están utilizando golosinas como una estrategia para atraer a los jóvenes. Las gomitas, que parecen inofensivas a simple vista, ocultan un trasfondo peligroso y potencialmente adictivo.
Los especialistas advierten que estos productos no solo contienen sustancias psicoactivas como la marihuana, sino que también pueden incluir mezclas de metanfetaminas y cocaína.
El fenómeno de las golosinas adulteradas ha llamado la atención de las autoridades sanitarias y educativas. Se estima que el precio de estas sustancias ilícitas oscila entre 60,000 y 120,000 pesos por gramo, lo que las convierte en un producto accesible para jóvenes y adolescentes. Esta accesibilidad, combinada con el atractivo de los sabores y formas de las golosinas, ha generado un entorno propicio para que grupos delictivos recluten nuevos consumidores.
Los educadores han expresado su preocupación ante la creciente presencia de estas golosinas en las escuelas. La advertencia de los expertos es clara: el consumo de estos productos puede llevar a la adicción no solo a la droga que contienen, sino también a otros alucinógenos. La presencia de estas sustancias en entornos educativos ha llevado a la implementación de charlas y programas de sensibilización para informar a estudiantes y padres sobre los peligros asociados.
Además de las golosinas, la mezcla de sustancias también incluye cafeína y otros productos químicos que potencian los efectos de las drogas. Los narcotraficantes están innovando constantemente en sus métodos para hacer que las drogas sean más atractivas y accesibles, lo que representa un desafío constante para las autoridades.
El aumento en la confiscación de estas golosinas sugiere que el problema está en expansión. Según datos recientes, la cantidad de sustancias ilegales incautadas en el Valle de Aburrá ha aumentado significativamente.
Las autoridades han comenzado a colaborar con organismos de salud pública para desarrollar estrategias que permitan prevenir el consumo de estas sustancias entre los jóvenes