De las 4 ediciones disputadas desde el retorno de la Primera C aficionada, en tres oportunidades ganaron equipos antioqueños.
Panorámica del Estadio J.J. Tréllez de Turbo en la final de la Primera C 2021 entre Turbo F.C. (Antioquia) y UPS (Nariño). @turbofutbolclub
Una noticia muy esperada por los actores del fútbol de nuestro país fue oficializada en la Asamblea ordinaria de la Dimayor. La categoría Primera C será nuevamente de carácter profesional en Colombia. Es pertinente resaltar que desde el año 2001 esta división pasó a ser amateur, siendo manejada directamente por la Difútbol, es decir, se suprimió el sistema de ascensos y descensos con la categoría Primera B.
Durante 9 años, este torneo tomó diferentes matices en su realización. Por momentos fue jugado por las canteras de los equipos profesionales de la A y la B, se organizó para categoría Sub-23, se otorgaban premios económicos, pero sin incentivos, e incluso, en el 2010 se dejó de disputar. Fue en el año 2021 donde se dio su regreso oficial, pero nuevamente, sin ascensos ni descensos.
Como dato a destacar, de las 4 ediciones disputadas desde su retorno, en tres oportunidades ganaron equipos antioqueños: Turbo F.C. (2021) y Total Soccer (2022 y 2023), el campeón de la última edición fue Equipo Azul del Cesar. A continuación, compartiremos un análisis de lo que sería volver a contar con una Primera C profesional en el país:
Total Soccer de Medellín celebrando el título de la Primera C 2022. Foto Federación Colombiana de Fútbol.
¿Qué impacto tendría la implementación de la Primera C?
Lo que más ha generado molestia para los clubes aficionados, es la falta de apoyos económicos y garantías institucionales para sus proyectos deportivos.
Mientras los equipos de la A y la B, cuentan con derechos de televisión, potestad para establecer planes de abonados, taquillas, mayor interés de patrocinadores y la posibilidad, no solo de ascender, sino de disputar torneos oficiales, con retribución monetaria y deportiva. Para quiénes disputan la Primera C aficionada tienen que costear la mayoría de gastos básicos con recursos propios. Los desplazamientos, hidratación, implementación, aporte para el mantenimiento de escenarios, salarios y demás.
Otro de los aspectos polémicos, son aquellos clubes que parecen sentirse cómodos deambulando temporada tras temporada en la Primera B. Las garantías económicas y deportivas son muy similares a las que tienen los equipos de la máxima división, con la diferencia que optimizan mucho más los recursos, al jugar un torneo con menor número de fechas y al contar con nóminas de un valor inferior.
Además, tampoco tienen la presión deportiva de hacer una buena campaña. Si no ascienden siguen con los mismos derechos para el año siguiente, y si quedan últimos, no descienden y siguen gozando los beneficios de la segunda división. Se ha vuelto normal ver protestas de los hinchas de los llamados ‘equipos históricos’ de la B, como Deportes Quindío, Real Cartagena o Cúcuta Deportivo, ante la poca ambición de sus clubes por buscar llegar a la Primera A.
Con esta nueva división, aumentaría ostensiblemente la competitividad entre la segunda y tercera categoría.
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¿Cómo se jugaría?
En el momento, solo se dio el primer paso para la aprobación de la Federación Colombiana de Fútbol. De esta manera, la FIFA dará la orden para que se estructure la tercera división profesional. En las próximas semanas se estarán revelando más detalles de como se jugaría, que equipos obtendrían su licencia para participar y como se definirían los cupos de ascensos y descensos.
Inicialmente, se podría vaticinar que tendría un formato similar al de la Primera B. Pero por ahora, solo son especulaciones. Se espera más ampliación de carácter oficial con respecto a los detalles generales de la nueva categoría.
Ejemplos de la tercera categoría en Sudamérica
Lamentablemente, el fútbol colombiano es uno de los más atrasados de la CONMEBOL, respecto a su organización y estructura. No solo se maneja un modelo de pirámide invertida a diferencia de otras partes del mundo, lo que quiere decir, que hay más cantidad de equipos en la máxima división. En las principales Ligas es al contrario, las categorías de ascenso tienen un mayor número de participantes.
Véase el formato de campeonatos de la Confederación Brasileña de Fútbol.
Sino que también, junto con Bolivia, son las únicas federaciones de Sudamérica que no tienen tres o más divisiones. En Venezuela, por ejemplo, a pesar que el fútbol no es el deporte de interés principal, manejan tres categorías profesionales.
Esto ha representado un atraso significativo en todos los procesos formativos de los clubes. Para dimensionar esta situación, en Colombia únicamente hay 36 equipos afiliados a Dimayor y, solo en Antioquia, hay más de 400 clubes aficionados. Es abismal la cantidad de jugadores que no alcanzan a debutar en el fútbol profesional, o se dedican a otras labores u optan por buscar suerte en otros países.
En federaciones como la argentina y la brasileña, los torneos aficionados también dan cupo al profesionalismo, gracias a sus sistemas de ascenso. El más claro exponente es el Chapecoense, club que inició con ficha amateur y gracias a sus méritos deportivos pudo ascender hasta la Serie A, jugar torneos internacionales y hasta darse el lujo de tener en sus vitrinas la Copa CONMEBOL Sudamericana.