A pesar de avances en programas como «Buen Comienzo», la inseguridad alimentaria en menores de edad, sigue siendo una preocupación en la ciudad.
Continúan los casos de desnutrición infantil en Medellín. Foto: Archivo
La desnutrición infantil continúa siendo un problema significativo en Medellín, con 854 menores afectados según el informe más reciente de la encuesta Medellín Cómo Vamos.
Aunque los esfuerzos gubernamentales han mostrado progresos en la reducción de casos de desnutrición aguda en la primera infancia, la percepción ciudadana refleja que el problema persiste como una de las principales preocupaciones en términos de calidad de vida.
En 2024, el índice de desnutrición aguda se redujo a un 0,9 %, superando la meta inicial de 1.1%, según datos de la Alcaldía de Medellín.
Este logro se atribuye en gran parte a programas sociales como Buen Comienzo, que desempeñan un papel clave en la prevención, recuperación y seguimiento nutricional de los menores. Sin embargo, la cifra de 854 niños afectados pone en evidencia que queda mucho por hacer para combatir las causas estructurales de la inseguridad alimentaria.
Los avances en cifras y sus limitaciones
El programa Buen Comienzo ha logrado recuperar a 18 niños con desnutrición aguda en el transcurso de este año, esta iniciativa, que combina alimentación balanceada, seguimiento médico y educación para familias, ha sido reconocida como un modelo exitoso a nivel local.
Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, el número de niños en situación de riesgo alimentario sigue siendo alarmante. Medellín registra uno de los indicadores más altos de desnutrición en su historia reciente, lo que refleja la complejidad de los factores que contribuyen a este problema, incluyendo el acceso limitado a alimentos nutritivos, el desempleo y la falta de educación nutricional en las comunidades más vulnerables.
Perspectivas para 2025: inversión y nuevas estrategias
De cara al próximo año, la Alcaldía de Medellín ha anunciado un incremento presupuestal para Buen Comienzo. Esto incluye la construcción de nuevas sedes y la ampliación de los servicios de alimentación a lo largo de todo el año. La meta principal es fortalecer la cobertura del programa y garantizar que más niños y familias tengan acceso a apoyo integral.
El aumento en la inversión también busca mitigar los factores de riesgo asociados a la inseguridad alimentaria, una condición que afecta no solo la salud física de los menores, sino también su desarrollo cognitivo y emocional. Además, se espera que estas acciones contribuyan a mejorar la percepción ciudadana, que hasta ahora muestra escepticismo frente a los avances reportados.