La policía desmanteló una banda criminal que se dedicaba a robar a masajistas, secuestrando y torturando a sus víctimas para acceder al dinero de sus cuentas y otros bienes. La investigación, liderada por el Gaula del Área Metropolitana, duró seis meses y culminó con la desarticulación de una banda delincuencial. Estos criminales se hacían pasar por clientes de masajistas, citándolos en hoteles para luego proceder a robarlos.
Estos delincuentes operaban en ciudades como Medellín, Bogotá y Acacías (Meta). Durante la investigación, se lograron identificar siete casos, en los que utilizaron el mismo método para cometer sus crímenes.