Ha vivido momentos paranormales pero se siente protegida por las ánimas porque las guía por las calles de Concepción a su descanso

En algunas tradiciones, el animero es un personaje que se encarga de llevar las ánimas de los difuntos al cementerio y de pedir a los fieles que recen por ellas Foto: Teleantioquia

En No Es Cuento, una de las series de Teleantioquia que estrenó en 2024, recorremos nuestro departamento en busca de historias que desafían la lógica y parecen sacadas de una leyenda, pero que son reales, según sus habitantes. A través de técnicas de periodismo investigativo, nos adentramos en los relatos más extraños, paranormales y propios del folclore y la cultura popular de los pueblos, veredas y corregimientos del departamento. 

La animera de Concepción

En esta ocasión, llegamos hasta Concepción para conocer la historia de Arely del Socorro López, una mujer cuya vida está marcada por la muerte, pero también por la profunda conexión que asegura tener con el mundo de las ánimas. 

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Desde niña, Arely sintió una atracción inexplicable por la muerte. Mientras otros evitaban los velorios, ella se ofrecía a ayudar a preparar los cuerpos y lo que para muchos era aterrador, para ella era un llamado. Con el tiempo, su vocación la llevó a convertirse en la encargada de una funeraria en Concepción, donde no solo trabaja con los cuerpos, sino con las ánimas que, según ella, buscan su ayuda.

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Su historia tomó un giro definitivo cuando ayudó a una madre a vestir a su hijo fallecido. Ese acto de humanidad la llevó a impulsar la apertura de una funeraria en su comunidad, convirtiéndose en una figura clave para quienes atraviesan el duelo. «No se trata solo de preparar un cuerpo, sino de darles paz a quienes quedan», dice con convicción.

Pasear a las ánimas

Pero lo que hace única su historia es su relación con el mundo espiritual. Arely afirma que las ánimas la protegen y que, en muchas ocasiones, la han librado de peligros. Según cuenta, a veces siente su presencia y escucha sus mensajes. Por eso, tiene una costumbre particular: pasear a las ánimas.

Ella cree que algunos espíritus quedan atrapados entre este mundo y el siguiente, y que al «pasearlos» puede ayudarlos a encontrar su camino. Para ello, realiza caminatas en las noches, rezando y hablando con las almas para guiarlas hacia su descanso.

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La animera de Concepción recuerda un episodio en el que fue víctima de un intento de agresión y, al invocar a las ánimas, el peligro desapareció. «Ellos siempre están aquí, cuidando», asegura.

Para Arely, la animera, la muerte no es el final, sino una transición que debe ser acompañada con respeto y dignidad. Su labor, además de preservar los cuerpos, busca también aliviar el dolor de los seres queridos. «El duelo es un proceso complejo, y ver a un ser querido bien presentado en su despedida ayuda a cerrar el ciclo de una manera más tranquila», explica.

A lo largo de los años, ha perfeccionado sus técnicas de embalsamamiento y ha desafiado prejuicios por su conexión con la muerte. Pero ni el escepticismo ni el miedo han frenado su dedicación. «Cuando me llegue la hora, sé que las ánimas que he cuidado estarán conmigo»

En No es cuento, estas historias cobran vida en la voz de sus protagonistas, revelando los misterios y creencias que han pasado de generación en generación. No te pierdas el capítulo completo en nuestro canal de YouTube y descubre qué hay detrás de los relatos más enigmáticos de Antioquia.