Este icónico personaje vivió en Antioquia entre los siglos XIX y XX y su nombre era José María García.

Personaje Cosiaca, icónico en el departamento de Antioquia por sus mitos y frases. Foto: Biblioteca Pública Piloto

El lugar de nacimiento de Cosiaca está en entredicho. Hay quienes dicen que nació en Envigado, otros aseguran que en Jericó y algunos más afirman que fue en Itagüí. Sin embargo, la mayoría sostiene que nació en Heliconia, antiguamente llamada Guaca. Su madre, María Antonia García, era habitante de Heliconia. No obstante, cuentan que Cosiaca jamás quiso revelar el nombre de su pueblo natal.

Cosiaca se distinguió por su pobreza, ingenio, irreverencia, picardía y buen humor. Se le recuerda por sus comentarios oportunos y su habilidad para conseguir comida gratis.

El escritor Lisandro Ochoa (1867-1948) cuenta en su libro «Cosas viejas de la Villa de la Candelaria»:

“Tipo humorista, entre si era o no marrullero para inventar sus chistes y soltarlos tranquilamente, de cualquier color que fueran. Lo conocimos por estas calles, de las cuales desaparecía por épocas para viajar, como viajó, por todas las poblaciones de Antioquia a donde quisieran llevarlo amigos que conseguía de un momento a otro para lograr fiestas públicas (corridas de toros, carnavales, riñas de gallos, juegos de dado, etc.). Era lo que se llama un hombre tranquilo este Cosiaca y nadie lo agredía como a otros personajes públicos”.

Conoce más de este personaje:

Y no pueden faltar los cuentos de Cosiaca:

Como último deseo antes de morir, una monjita le preguntó si quería alguna cosa o tenía alguna petición. Cosiaca le pidió que le llevaran un médico y un abogado. Cuando llegaron los dos personajes al asilo, los hizo sentar cada uno al lado de la cama, pero Cosiaca permaneció en silencio. Ante la tensión en el cuarto, la monja le preguntó para qué los había hecho llamar y él contestó:

—Como yo me estoy muriendo, quiero que sea como Jesucristo: en medio de dos ladrones.

Cosiaca, con su ingenio y su pasión por contar cuentos, nos dejó un legado invaluable. Su memoria vive en cada risa, en cada relato compartido y en el corazón de todos aquellos que tuvieron el privilegio de escucharlo. Seguramente, su espíritu de narrador nos seguirá inspirando y muy buenas noticias llegarán pronto para la televisión colombiana.

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