La Corte Constitucional reafirma que los colegios públicos no pueden imponer una religión específica y deben ofrecer alternativas para estudiantes que no deseen recibir la clase de religión.
La Corte Constitucional resolvió el caso de Sara, una niña de 9 años a quien se le impuso aprender oraciones católicas en su colegio público, a pesar de profesar la religión cristiana. Su padre, Vicente, solicitó alternativas, pero el colegio no respondió formalmente y Sara fue calificada con un cero en religión.
La Corte ordenó al colegio modificar su Proyecto Educativo Institucional, eliminar los contenidos dogmáticos católicos y garantizar una educación religiosa neutral.
En consecuencia, ningún colegio público podrá imponer una religión específica y deberá ofrecer alternativas para estudiantes que no deseen recibir educación religiosa.