El aumento del consumo de psicoactivos se estima que empieza en jóvenes de 12 años. En Colombia es alarmante pues los casos en los que debido a estas sustancias, empiezan riñan, son abundantes.
Colombia enfrenta una preocupante crisis de violencia vinculada al consumo de sustancias psicoactivas. Según informes recientes, se han registrado más de 1.800 casos de riñas en el país durante el año 2024, siendo la mayoría de estas situaciones resultado de actos de intolerancia y agresividad en personas bajo el efecto de drogas y alcohol. Este fenómeno no solo afecta la seguridad pública, sino que también plantea un grave desafío de salud.
Los datos indican que la problemática del consumo de psicotrópicos comienza a edades cada vez más tempranas. En varios departamentos del país, se ha observado que el inicio del consumo de estas sustancias se registra desde los 12 años. Este patrón ha llevado a una creciente preocupación entre las autoridades y expertos en salud pública, quienes advierten que el uso de drogas como el alcohol, la cocaína, el basuco y la marihuana está transformando el comportamiento de los jóvenes y adultos en Colombia.
Se han reportado más de 1.000 casos de riñas en lo corrido de este año. La violencia generada por el consumo de drogas ha resultado en un número significativo de homicidios, lo que ha intensificado el llamado a la acción de las autoridades locales y nacionales. «El consumo de estas sustancias no solo altera el comportamiento de los individuos, sino que también incrementa el riesgo de violencia en la comunidad», señala Juan Carlos Delgado Vélez, médico psicólogo en Carisma.
El Hospital Carisma, uno de los principales centros de atención en el país, ha reportado actualmente 75 pacientes hospitalizados debido al consumo de sustancias psicoactivas. Además, el flujo de consultas mensuales por problemas relacionados con drogas oscila entre 350 y 500, lo que refleja la magnitud de la crisis. Las consultas no solo abarcan el consumo de drogas, sino también enfermedades que derivan de este comportamiento, lo que destaca la intersección entre salud y seguridad.
Los grupos más afectados por el consumo de psicoactivos son los adolescentes y jóvenes adultos. En particular, los menores de entre 12 y 17 años, así como adultos jóvenes de 20 a 35 años, son los que presentan mayores índices de consumo. Esto plantea un desafío importante para las políticas de prevención y educación en salud.