Luego de una semana de la instalación del alambre en la frontera con Colombia, para frenar la migración por el Darién, los caminantes se están enfrentando al filo cortante del alambrado.

En carpas muchos migrantes esperan en los municipios de Apartadó, Turbo y Necoclí y aseguran que este alambrado no freneará su sueño de llegar a Estados Unidos.

Líderes afro aseguran que este alambrado violó el derecho a la migración, ya que pone en riesgo la vida de los migrantes e incrementará la amenaza, en una ruta que ya de por sí es muy peligrosa.

El tránsito marítimo y la llegada de migrantes ha disminuido. Diariamente a Necoclí arriban más de 600 extranjeros de diversas nacionalidades, en busca de enfrentarse al nuevo obstáculo que instaló el gobierno de Panamá, por donde han cruzado millones de migrantes en los últimos años.

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Líderes de la zona fronteriza aseguran que con este alambrado la vida de muchos migrantes está en peligro, porque los obliga a buscar nuevos caminos en la selva. Reiteran que habrá una crisis por un represamiento en Urabá y Chocó.