Algunos materiales comunes en tu cocina liberan sustancias tóxicas que afectan la salud. Descubre cuáles son y cómo reducir los riesgos en tu hogar.

Algunos residuos de tus utensilios de cocina pueden acumularse en el cuerpo por años, aumentando el riesgo de enfermedades

La cocina es el corazón del hogar, pero algunos utensilios que usamos a diario pueden estar afectando nuestra salud sin que lo sepamos. Desde plásticos con químicos dañinos hasta metales que pueden filtrarse en los alimentos, la contaminación silenciosa en la cocina es un problema real.

Aquí te contamos cuáles son los cinco utensilios más peligrosos, según expertos en salud pública, y qué alternativas más seguras puedes utilizar.

1. Utensilios de plástico con BPA y ftalatos

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el bisfenol A (BPA) y los ftalatos, presentes en muchos plásticos, pueden afectar el sistema endocrino y estar relacionados con enfermedades como infertilidad, diabetes y ciertos tipos de cáncer. La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) ha advertido sobre la liberación de estos compuestos al calentar plásticos en el microondas.

¿Cómo reducir el riesgo?

  • Evita calentar alimentos en recipientes plásticos, incluso si dicen ser aptos para microondas.
  • Usa utensilios de madera, acero inoxidable o silicona de grado alimenticio.
  • Revisa el número de reciclaje en el plástico: evita los códigos 3, 6 y 7, ya que pueden liberar sustancias tóxicas.

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2. Recipientes y utensilios de aluminio en tu cocina

El Instituto Nacional de Salud (NIH) de EE.UU. señala que el aluminio puede acumularse en el cuerpo y ha sido asociado con enfermedades neurológicas, como el Alzheimer. Aunque la relación aún está en estudio, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomienda limitar la exposición al aluminio en la dieta, especialmente en alimentos ácidos o salados que pueden disolverlo con mayor facilidad.

Alternativas seguras:

  • Prefiere ollas y sartenes de acero inoxidable, cerámica o hierro fundido.
  • Si usas papel aluminio para cocinar, evita el contacto con alimentos ácidos como el tomate o el limón.

3. Sartenes con recubrimiento antiadherente de teflón en tu cocina 

Los sartenes antiadherentes con teflón contienen compuestos perfluorados (PFOA y PFOS), que, según la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA), pueden causar problemas hormonales, infertilidad y aumentar el riesgo de cáncer cuando se calientan a altas temperaturas.

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¿Cómo protegerse?

  • Si tu sartén antiadherente está rayado o desgastado, deséchalo.
  • Opta por sartenes de hierro fundido, acero inoxidable o cerámica.
  • Cocina a fuego medio o bajo para evitar la liberación de sustancias tóxicas.

4. Tablas de cortar de plástico o madera mal desinfectadas

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), las tablas de cortar pueden ser un foco de bacterias como salmonela y E. coli. Las de plástico pueden desarrollar grietas donde se acumulan microbios, mientras que las de madera absorben humedad y generan un ambiente propicio para bacterias.

Medidas de seguridad:

  • Usa tablas de vidrio o bambú, ya que son más resistentes a las bacterias.
  • Lava las tablas con agua caliente y jabón después de cada uso.
  • Dedica una tabla exclusiva para carnes y otra para vegetales.

5. Esponjas de cocina y trapos contaminados

Un estudio publicado en la revista Scientific Reports encontró que las esponjas de cocina pueden contener hasta 362 tipos de bacterias, convirtiéndolas en uno de los objetos más contaminados del hogar.

¿Cómo evitar el riesgo?

  • Cambia la esponja cada dos semanas o cuando tenga mal olor.
  • Desinféctala colocándola en el microondas por 1 minuto o en agua hirviendo por 5 minutos.
  • Usa paños de microfibra que se puedan lavar a alta temperatura regularmente.

La cocina puede ser un lugar seguro si tomamos las precauciones adecuadas. Optar por materiales seguros, desinfectar correctamente y evitar el uso prolongado de utensilios dañinos es clave para proteger la salud de toda la familia. Pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia en el bienestar a largo plazo.