La inteligencia artificial está aquí, es una realidad y, según los expertos, hay poco que podamos hacer para detenerla pero sí hay mucho que podemos hacer para aprovecharla y convertirla en el próximo paso de la evolución tecnológica de la humanidad.
Estamos viviendo una época compleja y vertiginosa de avance científico, caracterizada por la proliferación de dispositivos digitales, la conectividad constante y la enorme cantidad de datos generados y compartidos en línea. Una era que por primera vez en la historia, parece ir más rápido y mucho más lejos que el mismo intelecto humano. La tormenta digital nos sorprende con un concepto que inicialmente parecía existir sólo en la ciencia ficción pero hoy, en plena «Era de la Información», es muy real y bastante prometedor.
La inteligencia artificial se ocupa de la creación de sistemas que pueden razonar, aprender y actuar de forma autónoma. Esto lo diferencia de los sistemas informáticos tradicionales que están programados para tareas específicas con múltiples variaciones pero a fin de cuentas, limitados. La idea detrás de la inteligencia artificial es que las máquinas puedan actuar de manera inteligente, que puedan aprender, razonar y tomar decisiones de manera similar a como lo hacemos los seres humanos con el objetivo de resolver problemas.
Puedes comparar la inteligencia artificial con un asistente personal virtual que te ayuda a realizar tareas, obtener información y responder tus preguntas. Incluso se puede concebir como un detective que analiza y procesa una gran cantidad de información para encontrar patrones, hacer conexiones y hallar correlaciones ocultas para resolver un caso. También es un traductor que interpreta, traduce y analiza diferentes tipos de información y convertirla en algo que los humanos comprendan. Finalmente, la favorita de muchos, la IA es como un maestro que comparte su conocimiento y experiencia con los estudiantes, facilitando el aprendizaje de grandes cantidades de información. Todas estas virtudes, juntas en un mismo sistema, son la Inteligencia Artificial.
A pesar de lo prometedor que suena, existen detractores que han pedido se detenga el desarrollo de la IA, debido a los riesgos que puede llegar a representar si se sale de nuestro control. Tal como pasa en la ciencia ficción en películas como “Yo, Robot”, “Blade Runner”, “The Matrix” o la saga de “Terminator”. Entre ellos tenemos al difunto físico Stephen Hawking quien advirtió que podría representar un riesgo existencial para la humanidad al reconocernos como una amenaza. El empresario multimillonario Elon Musk expresó su preocupación por la IA y dijo que es «potencialmente más peligrosa que las armas nucleares» y hasta el cofundador de Microsoft, Bill Gates, que contradictoriamente es también dueño de Bing, ha dicho que la IA es «el mayor riesgo existencial» al que se enfrenta la humanidad.
Se hace importante señalar que no todo el mundo está de acuerdo con estas preocupaciones apocalípticas. Algunas personas creen que la IA es una fuerza para el bien y que tiene el potencial de mejorar nuestras vidas de muchas maneras. Argumentan que debemos continuar desarrollando la IA, pero que debemos hacerlo de manera responsable.
Algunos de los beneficios de la IA:
- Puede ayudarnos a resolver problemas complejos que son difíciles o imposibles de resolver para los humanos por sí mismos.
- Ayuda a tomar mejores decisiones brindándonos más información transformada en bases y argumentos más sólidos.
- Mejorar la productividad y eficiencia mediante la automatización de tareas que consumen mucho tiempo o son repetitivas.
- La IA puede ayudarnos a mejorar nuestra calidad de vida brindándonos productos y servicios nuevos e innovadores.
Riesgos potenciales de la IA:
- La IA podría usarse para crear armas autónomas que podrían matar sin intervención humana. (Sí, como en las películas)
- Podría usarse para manipular a las personas y difundir información errónea y malintencionada.
- Provocar el desplazamiento del trabajo a medida que las máquinas se vuelvan capaces de realizar más y más tareas que actualmente realizan los humanos.
- Crear una nueva clase de desigualdad, ya que aquellos que tienen acceso a la tecnología de IA se benefician de ella, mientras que los que no la tienen se quedan atrás.
¿Cuáles son los sistemas de IA disponibles al público?
Chat GPT, el más famoso por estos días, es un modelo de inteligencia artificial desarrollado por OpenAI. Utiliza la tecnología de Procesamiento de Lenguaje Natural para generar respuestas y mantener conversaciones con los usuarios. Chat GPT se entrena con grandes cantidades de texto para aprender patrones lingüísticos y contextuales, lo que le permite entender y responder preguntas y solicitudes en lenguaje humano de manera coherente.
Bing es el motor de búsqueda desarrollado por Microsoft, la líder mundial en tecnologías y software, que utiliza la IA para implementar algoritmos de aprendizaje automático y procesamiento de lenguaje natural para potenciar la experiencia de realizar búsquedas en su sistema. Ayuda a mejorar la precisión y relevancia de los resultados de búsqueda, entender las intenciones de los usuarios y ofrecer respuestas más contextualizadas y una experiencia de usuario mejorada.
Bard es el nuevo sistema de IA de Google, la gigante tecnológica, que se decantó por un chatbot, que ahora estará disponible en más de 180 países y próximamente contará con más de 40 idiomas. También estará integrado en la próxima versión de su buscador, con lo que se volverá conversacional para hacer recomendaciones y entregará resultados sin tener que acceder a otra página.
En conclusión, el desarrollo responsable de la inteligencia artificial es primordial y determinante para nuestra sociedad actual. A medida que se vuelve más omnipresente y poderosa, es crucial considerar su impacto ético, social y humano. Debe haber transparencia sobre cómo funcionan y cómo toman decisiones, deben ser diseñados para evitar la discriminación y la perpetuación de sesgos, tienen que garantizar equidad e imparcialidad para complementar y colaborar con los seres humanos, en lugar de reemplazarlos.