Sin lugar a dudas la festividad de la Navidad es una época para entregar esos detalles que no tienen precio como una sonrisa, el tiempo, el perdón y porque no… desempolvar el recetario de la abuela que nos reconforta porque nos hace sentir amados, nos hace sentir en casa.
Algo muy tradicional en Antioquia es que al ritmo de la música parrandera y tropical, las familias y amigos se turnan para batir el manjar blanco, la natilla de maíz o el arequipe tradicional, ese que se combina con buñuelos calienticos hechos en casa y que reúnen en las cocinas a los abuelos, padres, esposos y nietos. Y eso sí, sin olvidar repartir con los vecinos, con amigos y hasta simples conocidos, ¡porque para todos hay!
En nuestras tierras antioqueñas, unas celebraciones navideñas son más colectivas, alegres y otras más más íntimas o un poco más sobrias. Por lo general, la noche del 24 se viste la mesa principal y se comparte algo tradicional como tamales, picadas y patacón o se le hace honor a la comida internacional, entonces se sirven variedad de ensaladas, carne de pavo, pollo relleno, dulces, una buena copa de vino o incluso una de las recetas que han pasado por nuestras casa, que son perfectas para celebrar con cariño por estar juntos y recordar aquellos que ya no están.
Al final del día, juntos es mejor y como dice el refrán: barriga llena y corazón contento. Deseamos que en este tiempo no falten los ingredientes más importantes en nuestros hogares: la gratitud por todo lo vivido, el amor que es el motor de todo y la emoción de aprovechar y sentir cada segundo. ¡Salud por estar juntos y compartir de nuevo!