Los océanos, y los mares como partes constitutivas de ellos, ocupan el 70 % de la superficie terrestre; por lo tanto, cualquier anomalía que ocurra en los océanos tiene una repercusión directa en las áreas continentales del planeta. En el transcurso de las últimas décadas el aumento del nivel del mar se ha convertido en una amenaza real para millones de personas en el mundo entero, en Colombia por ejemplo, hay más de 60 municipios costeros en riesgo de inundación a causa de este desbordamiento.
Las causas principales del aumento del nivel del mar son: el calentamiento global que produce una expansión de las aguas, la emisión de gases de efecto invernadero que causa el agujero en la capa de ozono (desde la Revolución Industrial a mediados del siglo 18 el mar ha subido su nivel de forma sistemática), la deforestación creciente en todo el planeta, el deshielo de los polos, el derretimiento de los glaciares, el aumento del nivel del agua en los ríos y la utilización de combustibles fósiles (como el petróleo y el carbón).
Los peligros que podría generar el aumento del nivel del mar en todo el planeta son muchos y muy graves. La gente que vive cerca a las costas vería en riesgo su forma de vida por posibles inundaciones, generando el desplazamiento de poblaciones enteras. El agua potable de los acuíferos en tierra podría contaminarse al entrar en contacto con el agua de mar. Además, uno de los mayores peligros es la posible destrucción con los ecosistemas en línea de costa y toda la biodiversidad marina. Hay pronósticos científicos que aseguran que el nivel del mar aumentará 30 centímetros para el 2050. Al parecer es inevitable que suceda, ¿podemos mitigar y adaptarnos a ese aumento? (En
Algunas de las consecuencias que acarrea el incremento del nivel de las aguas del mar son: la erosión del suelo (el municipio de Turbo, en Antioquia, ha perdido muchas de sus playas como producto de esta erosión), la salinización de los humedales (el 25 % del territorio colombiano está compuesto por humedales), la contaminación de las aguas subterráneas que nutren los campos destinados a la agricultura, la pérdida del hábitat natural para innumerables especies de peces, pájaros y plantas, la destrucción de ecosistemas marinos (como los manglares de Colombia), la devastación de las ciénagas (como la Ciénaga Grande de Santa Marta y la Ciénaga de Mallorquín), las marejadas ciclónicas, el aumento de huracanes, tifones y vendavales (cada vez más violentos), los tsunamis, la disminución de la pesca, las fallas en la señal de la internet (los cables submarinos que difunden la señal se rompen) y las migraciones masivas de la población en busca de terrenos que no estén anegados.
¿Qué podemos hacer para combatir este riesgo?
En primer lugar, exigir a los gobiernos nacionales el cumplimiento riguroso de los acuerdos internacionales medioambientales (tales como el Acuerdo de París o el Acuerdo de Escazú), apremiar al Estado colombiano en la construcción de diques, dunas artificiales, barreras y drenajes en las zonas costeras más propensas a las inundaciones marítimas (como Bahía Málaga, El Malecón y Juanchaco en el municipio de Buenaventura, Valle), plantar manglares, rediseñar las carreteras costeras. En segundo lugar, a escala individual, puesto que TODOS los colombianos tenemos una responsabilidad ecológica con el país y con el mundo, reducir sustancialmente el consumo de combustibles fósiles, no arrojar basuras en las calles, reusar, reciclar y reutilizar.
El clima de La Tierra está cambiando y los seres humanos aún no lo hacemos. Es necesario que nos vinculemos de inmediato con el universo. La herramienta más eficiente contra el cambio climático somos nosotros.
Mauricio Abad Echeverri
Director Serie Cristina llamando a Tierra, crisis climática en el planeta